Juan de Dios Gómez Ramírez / Binigulazáa
Esta visión de que existen múltiples Oaxacas y de sus permanentes contradicciones sociales y culturales han cumplido cinco siglos. 17 Oaxacas con historias, lenguas y formas de expresión social, política y artística diferentes, pero solo una impone su lengua, su política, su religión, sus intereses a las demás Oaxacas por las buenas o por las malas, así ha sido desde hace medio milenio. Tiempo en el que han prevalecido diversas formas de resistencia de los pueblos originarios (las otras Oaxacas), por defender y proteger sus formas de vida, de gobierno, de sus ancestrales territorios, de sus espacios sagrados, de sus lenguas y de su cosmovisión sobreviviente a los embates doctrinarios del cristianismo, en sus diferentes modalidades.
El movimiento de resistencia indígena en la historia de México ha sido aparentemente discontinuo porque se hace presente en diferentes ámbitos de la vida social, dentro y fuera de sus comunidades. A veces con acciones fuertes contra las instituciones que representan un Estado que los subordina y les merma su limitada autonomía, otras veces en acciones casi imperceptibles para los antropólogos y etnólogos y demás informantes y analistas de un Estado hegemónico.
La lucha de resistencia de los pueblos originarios se presenta en muchas facetas de la vida, desde la persistencia del uso de las lenguas maternas, las fiestas, el mercado tradicional, los vínculos familiares, la religiosidad sincretizada y fuera del control de la iglesia, hasta la férrea defensa del territorio, los sistemas agrícolas y las formas de gobierno tradicional. Las contradicciones con el gobierno o la sociedad occidental, pueden tender a provocar acciones radicales y audaces, que generalmente son sometidas con la violencia institucional amparánda en la manipulación de las leyes que jueces, magistrados y parlamentarios retuercen a favor del autoritarismo, aunque presumen de tolerancia y conciliación.
A Finales de la década de los años 80s, el gobierno mexicano, el de los Estados Unidos, el Vaticano y países europeos planearon realizar pomposos festejos a los que llamaron eufemísticamente “Encuentro de dos mundos”, pero no solo fue una iniciativa soberbia, sino ofensiva para los pueblos originarios, a quienes no sé consultó, y solo se les consideró como elemento de utilería como los festejos que acostumbran. Esta iniciativa dejaba traslucir un pensamiento colonial dominante en la clase política nacional, la iglesia, los sectores empresariales e incluso de algunas universidades y académicos destacados como ideólogos liberales al servicio del gobierno.
Un número importante de organizaciones e intelectuales indígenas del país, se habían venido organizando de manera independiente al gobierno, quien desde el sexenio de Luis Echeverria se había intentado organizarlos a través de la conformación de los Consejos Supremos indígenas en cada estado o por cada “etnia” como le llamaban entonces los antropólogos institucionales a los pueblos originarios y que los propios intelectuales indígenas de aquel tiempo, se habían apropiado del término para diferenciarse de los no indígenas.
La lucha por la defensa de la tierra, los abusos de autoridad y crímenes contra líderes indígenas a manos del gobierno y particulares, fueron episodios que caracterizaron esta relación con el Estado, pero a finales de los años 80s empiezan a surgir organizaciones indígenas que demandaban, de diversas formas activas, hacerse escuchar con exigencias de justicia. Como fue el caso de Manuel Chan May de la comunidad de Kanxoc al oriente de Yucatán, asesinado por comerciantes mestizos de Valladolid, a quienes el gobierno yucateco les brindó protección e impunidad. lo mismo en Oaxaca la masacre cometida años antes por la policía del estado en Monte Negro La Lana, crimen que aún hoy permanece impune. Pero esto solo son algunos ejemplos de una larga lista de crímenes de Estado que nunca serán atendidos, investigados y castigados los responsables.
Durante mediados de los años ochenta, trabajé en el fideicomiso henequenero y en el Banrural y el trabajo de campo me permitieron observar como estas instituciones operaban como dos grandes haciendas del gobierno. La zona henequenera conformaba un cinturón de miseria de pueblos mayas que circundaban la “ciudad blanca” donde residían sus explotadores, los funcionarios de gobierno. Estas instituciones se encargaban de corromper a los dirigentes ejidales y municipales para contener el descontento producido por la miseria en la que estaban sometidos. Los partidos políticos y las iglesias secundaban esta labor por medio de engaño y manipulación, ofreciendo falsas promesas de redención, bienestar y progreso.
Los derechos Humanos de los Pueblos Indígenas
Después de vivir un sinnúmero de experiencias laborales en diversos pueblos de Yucatán y Oaxaca, una mañana llegué a San Juan Guichicovi a trabajar en la Unión de Comunidades Indígenas de la Zona Norte del Istmo, el día que se inauguraba el 2er Congreso de la organización. Me incorporó a la Comisión Cultural y con mi cámara, posteriormente, visité un buen número de pueblos zapotecos, mixes, zoques, huaves, mixtecos, afrodescendientes asentados en el istmo de Tehuantepec, entrevistando a la gente, dando talleres de serigrafía, elaborando proyectos para buscar financiamientos, documentando fiestas, bodas, reconciliaciones, marchas, enfrentamientos, bloqueos carreteros, reuniones con funcionarios, cursos de agricultura orgánica. Entonces conocí la cárcel de Matías Romero por una detención arbitraria donde fuimos golpeados y torturados por el jefe de la policía municipal que amenazaba con ejecutarnos. Sin embargo, lo más interesante era que hacía la revista de la Unión, “El Perico”, que me permitía recopilar información de todas las comisiones, asistir a las asambleas comunitarias y reuniones de trabajo, conocer la situación que vivían las comunidades. Además, elaboraba los carteles, folletos, trípticos y volantes, de los eventos que se realizaban. Fue entonces que en el 89 se realizó el 1er Foro Internacional de Derechos Humanos Indígenas, donde acudieron indígenas y representantes de organismos civiles de Oaxaca, de otras regiones del país y del extranjero.
El Foro nos amplia el panorama de la situación de los pueblos indígenas frente a la injusticia mexicana y los gobiernos de otros países, como Estados Unidos y Canadá donde las condiciones de opresión y abuso de las instituciones de gobierno, los atropellos de la policía son similares en los países del sur. Los crímenes a autoridades y dirigentes indígenas por despojarlos de tierras y recursos naturales, era y es aún una práctica común. La depredación de la naturaleza, como en la selva de Chimalapas, ha venido siendo una práctica cotidiana, solapada por los gobiernos mestizo-criollos, que actúan con plena impunidad, protegiendo a las empresas nacionales y trasnacionales. Los temas que se abordaron en las diferentes mesas de trabajo, con testimonios de los afectados del latrocinio de la clase política y económica nacional y de sus homólogos en Guatemala, Nicaragua, Perú, El Salvador, entre otros países que asistieron al Foro. Después de las denuncias presentadas, se discutieron estrategias comunes de defensa, protección y denuncia, para exigir un alto al etnocidio y a la destrucción del medio ambiente, como un procedimiento normal impuesto por las corporaciones trasnacionales que depredan el planeta, como la polilla de la tierra, como bien los califica el Chilam Balam de Chumayel.
Un año más tarde, asistí como parte de la delegación de UCIZONI al 2º Foro de Derechos Humanos de los Pueblos Indios, realizado en Xochimilco del entonces D.F. En este Foro la asistencia de comunidades indígenas y sociales se amplió, al igual que la cobertura de medios que cubrió el evento. La presencia de personalidades indígenas de otros países como Colombia, Ecuador, Bolivia, en donde la organización indígena tiene una importante tradición de lucha y conquistas sociales, fue muy importante, al igual que los representantes de la nación Yaqui, rarámuri, purépecha y otras del occidente y norte del país, amplió la discusión sobre los aspectos analizados en Matías Romero.
Uno de los puntos que se insertó en la agenda de discusión, fue sobre la fecha en la que se cumplirían los 500 años del llamado “descubrimiento” de América, fecha en la que el gobierno estaba planeando realizar una fastuosa celebración. La iniciativa gubernamental, ponía en evidencia la subordinación del Estado mexicano a las ocurrencias del gobierno gringo, del Vaticano y del Estado español. En el Foro se discutieron importantes ejes de trabajo y de lucha. Se dan los primeros pasos para la conformación del Consejo Mexicano 500 años de Resistencia Indígena y Popular, al que más tarde se incorporaría un importante contingente de organizaciones y representaciones afrodescendientes de Veracruz, Guerrero y Oaxaca.
En este punto se habló de que había varios pueblos originarios de México con los que no se tenía vínculos, como los mayas de Yucatán, por lo que se discutió la posibilidad de enviar a una persona que conociera e hiciera la conexión. No recuerdo si en ese Foro o en alguna reunión posterior quedé asignado como enviado para realizar esa tarea por lo que se elaboró un plan de trabajo y se buscó a otro compañero, acordándose que fuera en julio de 1990. También se hiso la propuesta por un maestro de la nación mexica tiahui, para que el emblema de la campaña fuera un águila con un cóndor. Al regreso a Matías Romero, se me pidió que elaborará unos diseños para presentarlas al Comité internacional de la campaña 500 años de Resistencia India y Popular, la que se reuniría posteriormente en Xoxotla, Morelos. Entonces se hicieron dos dibujos, que fueron presentados y aprobados, al igual se decidió que realizará los trabajos en la península de Yucatán, para establecer el vínculo con el pueblo maya peninsular.
La Conformación del Consejo Maya 500 años de Resistencia
Tenía unos 2 años de haber regresado a Oaxaca, en Yucatán viví alrededor de 10 años, lo que me había permitido, conocer a varias personalidades y activistas mayas, lo que me daba cierta seguridad de que nuestra misión sería bien recibida. Salimos de Matías Romero a finales de junio, me acompañaba el Profr. Marciano Chan Cupul, originario de una comunidad al oriente de Yucatán y maestro en Sto. Domingo Petapa, hablante de la lengua maya yucateca. Siguiendo nuestro plan de trabajo, ya estando en Mérida, mientras contactábamos amigos para encontrar un sitio donde hospedarnos durante un mes, tiempo calculado para realizar un recorrido por los tres estados visitando las poblaciones donde tenía contacto. Solidariamente los compas del PSUM, nos prestaron un espacio para instalar un taller de serigrafia y con la ayuda de unos amigos se imprimieron 400 playeras con diseños mayas y propios con la leyenda “500 años de Resistencia Indígena y Popular”. En tanto se elaboró un llamamiento para conformar el Consejo Maya 500 años de Resistencia india y Popular, para el 4 de agosto, los cuales fueron impresos en mimeógrafo.
Tiempo atrás había trabajado en el diario del Sureste, hacíamos un suplemento cultural (Punto y Seguido) y conocía al director y a los trabajadores de la imprenta, a quienes les encargamos nos imprimieran un cartel, que convocaban para el 4 de agosto en el parque de las Américas a una asamblea para conformar el Consejo Maya 500 años de Resistencia. El cartel quedó muy bonito, y en una semana teníamos toda la propaganda que requeríamos para iniciar nuestro recorrido por la península. Varios amigos de Mérida, muy solidarios como el Jesús Rivero “Cholain”, Alejandro Guerrero y otros compañeros como Alvaro Brito, ya fallecido, nos facilitaron los medios para trasladarnos a los pueblos de los tres estados y hacer la convocatoria. Fue un recorrido agobiante en pleno verano yucateco. Se visitaron alrededor de cuarenta comunidades y se tuvieron reuniones con asociaciones, personalidades mayas, profesores, indigenistas, sacerdotes, funcionarios municipales y ejidales, así como estudiantes, jóvenes y periodistas. Creo importante destacar, que los medios de comunicación no se cerraron con las convocatorias a las ruedas de prensa, a la publicación de boletines e invitaciones a programas de radio, de la televisión yucateca y de Quinta Roo, lo que permitió una importante cobertura a las visitas a comunidades, pues en ciertos lugares algunas personas estaban enteradas de antemano por la radio de nuestra visita. Sin embargo, ello no ocurrió así en la escuela de Antropología de la Universidad de Yucatán, que no quisieron aceptar recibirnos para platicar con los estudiantes y maestros, en Mérida se organizaron varias reuniones públicas para informar acerca de la campaña 500 años de Resistencia y sus propósitos.
El día 4 de agosto llegó, nosotros llegamos un poco tarde al parque de las Américas pues nos habíamos trasladado a Cuch Holoch, Campeche, donde la asamblea de la comunidad había autorizado participar con los mayapax que tocaban un enorme tunkul del siglo XVIII, que hace el llamado para las reuniones y ceremonias de importancia. A nuestra llegado observamos un poco sorprendidos, la gran asistencia de convocados de pueblos de Yucatán, Campeche y Quintana Roo. Eran alrededor de sesenta o setenta personas congregadas en el auditorio a cielo abierto de la concha acústica y donde no se necesita un micrófono para que la concurrencia pueda escuchar. Serían pasado de las 4 de la tarde, cuando nos dispusimos iniciar la asamblea y después de unas breves palabras de bienvenida en maya, una persona interrumpió, diciendo que los dignatarios de Tixcacal Guardia estaban llegando. Al mirar donde nos señalaban, observamos que estaban descendiendo de una combi unas ocho personas aproximadamente.
Los dignatarios subieron al foro encabezados por don Isidro Caamal Cituk, sacerdote de Tixcacal Guardia, seguido del comandante Marcelino Poot y demás personas con rangos militares mayas que le acompañaron. Si mal no recuerdo fue el Profr. Bartolome Alonso Caamal, quien los presentó en lengua maya a los asistentes y enseguida le cedió la palabra a don Isidro Caamal quien después de reconocer el trabajo que habíamos realizado para convocar a esta asamblea, propuso que la asamblea constitutiva del Consejo Maya 500 años de Resistencia se realizara en Tixcacal Guardia, Quintana Roo, el corazón de los rebeldes cruzoob que enfrentaron a los yucatecos, en una resistencia armada por más de 60 años. Todos los presentes estuvieron de acuerdo y se conformó una Coordinadora provisional para realizar los trabajos de organización y convocatoria para el 8 de septiembre
Los integrantes nombrados para esta[U1] [U2] Comisión provisional fueron:
C. Profr. Bartolomé Alonso Caamal de la organización Mayaon
C. Gonzalo Mex Chimay de la comunidad de Cuch Holoch, Hunucmá
C. Marciano Mex Xix de la comunidad de Dzi, Tzucacab
C. Felix Canul de la organización COPA
C. Elmer Be Cituk de la organización CEQROODE AC
C. Gregorio Vásquez Canche del Consejo Supremo Maya de Q. Roo
C. Pascual Ermilo Tun Tzuc del municipio de Yaxcabá
C. Alvaro Brito Cruz del organismo CIES AC
Este Comisión se encargaría de realizar los trabajos para organizar la asamblea constitutiva del Consejo Maya 500 años de Resistencia. Se resolvió elaborar un boletín de prensa y enviarla a los medios de comunicación de los tres estados y con ello consideré que nuestra misión se había cumplido, pues además ya se habían agotado los recursos con los que habíamos contado para realizar este agotador trabajo, entonces pensé regresar a Oaxaca. Sin embargo, los presentes resolvieron que debía continuar los trabajos iniciados y realizar nuevamente otro periplo visitando las comunidades asistentes y otras que ellos conocían para informar de los acuerdos y convocar para la asamblea constitutiva el 8 de septiembre. Después de ello, los congregados se dispersaron retornando a sus pueblos. Nuestro interprete, nos informó que su esposa, oriunda de Sto. Domingo Petapa, Oaxaca se había trasladado al pueblo del Profr. Marciano Chan donde tenían todos los preparativos para que ella diera a luz su primer hijo y que por ello se retiraba y no podría continuar con las tareas convenidas.
Esa misma noche informamos por teléfono a los directivos de UCIZONI los acuerdos que se habían tomado, quedando ensartado para realizar nuevamente la convocatoria para Tiscacal. La respuesta fue tácita de que no se contaba con recursos económicos para continuar y que era decisión personal el regresar o permanecer para sacar adelante los trabajos acordados. Consulté con mi familia y mi madre me dijo que no podía dejar las cosas a medias, que viera como hacerle y que ella me seguiría apoyando con mis dos hijos, que estaban en su casa. Fueron momentos difíciles, pues había que tomar una decisión de un trabajo iniciado que iba bien, pero no concluido. Al día siguiente el director del Diario del Sureste, un viejo amigo, enterado de mi situación me ofreció trabajo en el periódico mientras resolvía este desafío. Eso me animó y decidí permanecer y continuar hasta donde llegará.
Resolví invitar a otros amigos, entre ellos a un compañero egresado de la escuela, Efraín Peraza quien decidió apoyarnos de tiempo completo poniendo a disposición su auto para trasladarnos a donde fuera requerido, el estimado amigo Jesús Rivero nos reitero nuevamente su apoyo con vehículo y conductor. Por lo que nos dimos a la tarea de elaborar un nuevo itinerario y cotizar cuánto nos costaría un mes de recorrido en gasolina y alimentación. Una vez, hecho esta labor nos avocamos a visitar a todo mundo para que aportara una cantidad para reunir además el recurso que se requeriría para la alimentación de dos días que duraría el encuentro en Tixcacal, donde se calculó llegarían unas cien personas. Por lo que se consideró la compra de dos reses para la alimentación, pues en este tipo de ventos, como en las fiestas y ceremonias, se acostumbra compartir los alimentos con todo el pueblo.
Por esos días nos llegó la invitación de Nacajuca, Tabasco para participar en la Asamblea de Médicos y Ancianos sabios del pueblo chontal, por lo que decidimos realizar un viaje de casi 12 horas, donde nos dieron oportunidad de informar la misión que teníamos encomendada en la península, ahí conocimos al maestro Auldárico y a otras personas muy sabias en el conocimiento de la cosmogonía y la medicina de aquellos pueblos, con quienes conversamos hasta la madrugada. Estuvimos dos días y viajamos por la noche para estar al amanecer en Mérida.
La verdad, estábamos en un aprieto, por lo que, en nuestra apuración de reunir fondos en un mes, nos llevó a visitar a funcionarios de instituciones de gobierno donde solo recibimos promesas. El delegado del INI se comprometió a poner camionetas en los centros coordinadores de los tres estados para trasladar a los asistentes de ida y vuelta, además de la cobertura de Radio Peto para la divulgación del evento, con la condición de que algunos de sus funcionarios estuvieran presentes en el encuentro de Tixcacal Guardia. Pues, a como estábamos no podíamos negarnos y continuamos con nuestro pregón, para reunir recursos, con todo el que se nos atravesaba. Una mañana me habló por teléfono Alvaro Brito, para decirme que unas personas querían apoyar económicamente el encuentro. Nos volvimos a comunicar con ellas y nos ofrecieron el apoyo de lo que requeríamos. Nos dijeron que les propusiéramos un lugar seguro para reunirnos, donde nos entregarían la cantidad que se requería. En realidad, no lo creíamos, pero les dijimos que la sala de juntas del INI era seguro pues no se vería sospecho, ya que habíamos empleado ese espacio varias veces. Solicitamos la sala al director que amablemente la concedió y una mañana llegaron cuatro jóvenes con una maletita y nos entregaron el recurso. Un poco incrédulos le preguntamos si les firmábamos un recibo o cómo podíamos comprobarles los gastos y su respuesta fue muy simple, diciéndonos que nos conocían y confiaban en nosotros. Después se despidieron y nos dejaron con muchas preguntas en la cabeza, incluso la maletita que guardamos en una mochila, después de contar su contenido.
Ahora contábamos con lo que nos hacía falta, por lo que, sin más especulaciones, se resolvió que en ese momento el compañero Alvaro Brito se trasladara a Tixcacal Guardia a entregar la cantidad considerada para los alimentos y logística que se requeriría, en tanto los que nos quedamos hicimos todos los preparativos para iniciar el recorrido por la península. Aunque llevaba una libreta de campo donde anotaba nuestros itinerarios, con el tiempo esta se extravió y ahora en mis recuerdos confundo cosas del primer recorrido con el segundo, por lo que me resulta difícil citar que pueblos visitamos y con quienes platicamos. En este segundo recorrido ya no contamos con interprete, pero logramos superar esa limitación en todos los lugares que visitamos en Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Nuevamente realizamos conferencias de prensa, visitamos estaciones de radio y canales de televisión en los tres estados, la prensa, hasta donde recuerdo fue abierta en la difusión, la gente donde íbamos nos comentaba que nos había escuchado, por su parte la escuela de antropología y algunos sacerdotes continuaban mostrándose cerrados y hasta hostiles como en Tzucacab, donde el sacerdote, que tenía mala fama en la parroquia, me mandó a llamar, cuando estaba en Dzi, pero por consejo de los habitantes me recomendaron que no fuera porque era un personaje conocido por su agresividad con los feligreses. Sin embargo, otros sacerdotes como el del templo del parque de las Américas, que ahora no recuerdo su nombre, en sus homilías les informaba a sus fieles, de una colonia de clase media alta, que era vergonzoso lo que hacía el gobierno de querer celebrar la invasión hispana que fue un genocidio y significo la esclavitud y humillación para una cultura tan noble como la maya. Mientras algunos antropólogos publicaban artículos denostando la campaña por considerarla mesiánica, que el Consejo Mexicano 500 años había escogido a personas inapropiadas para realizar esta tarea, además que citar al Chilam Balam estaba fuera de contexto hitórico, Etc. Etc. El compa Oscar Sauri, que intercedió para contar con el espacio del local del PSUM, nos recomendó hacer una réplica a esos infundios, pero consideramos que ya no había tiempo para abrir una discusión que no nos llevaría más allá de esas necedades.
Pese a ello, la campaña cada vez cobraba más adeptos y simpatías en los pueblos y en la misma “ciudad blanca” que en tiempos de los mayas se llamó Ichcaansijo y que actualmente en maya se llama t’ho. En estas reuniones, escuchamos reiteradamente, la situación de sojuzgamiento soterrado que vive el pueblo maya, la falta de oportunidades para estudiar o encontrar trabajo bien pagado, el engaño de los políticos ahora prianistas y el nivel de pobreza al que se ven sometidos. Así nos fuimos acercando a la fecha señalada. Por cierto, durante el primer recorrido cuando estuvimos en la población de Felipe Carrillo Puerto nos entrevistamos con el señor Pascual Xiu Sulub, que era el representante de Tixcacal Guardia a quien se le solicitamos audiencia para entrevistarnos con los dignatarios del centro ceremonial, entonces no aceptaron recibirnos, por lo que no conocí en ese momento esta celebre comunidad. Así que mis expectativas por estar en el corazón de la resistencia maya cada día iban creciendo.
Las jornadas de trabajo previas al 8 y 9 de septiembre fueron verdaderamente intensas, cuando llegamos a Tixcacal, nuevamente con los mayapax de Cuch Holoch, después de casi siete horas de viaje en un camión de 8 toneladas, sin dormir durante casi tres días, estábamos exhaustos y lo primero que hice en Tixcacal fue comer algo y meterme a dormir en un coche, mientras llegaban las demás delegaciones. Los trabajos se iniciaron después de las 10 de la mañana y a mi me apartaron a un lugar cercano a la tribuna donde tuve un interprete todo el tiempo, pues todo el encuentro se realizó en lengua maya. A este encuentro acudieron representantes del Consejo Mexicano 500 años de Resistencia, estaban los compas Gaudencio, Margarito y no recuerdo quienes más. Fueron dos días donde se habló del porque habría que rechazar la celebración que pretendía hacer el gobierno con los gringos, pues solo representaba dolor, genocidio y despojo para los pueblos originarios, además de qué iniciativas habría que impulsar para sacar adelante al pueblo maya.
La lengua maya es dulce y graciosa, quizá porque muchas palabras usan el sonido de la ch. Durante mis años en la universidad llevamos clases de lengua maya y cuando trabajé en el fideicomiso henequenero, tuve que asistir a asambleas de ejidatarios y a tomas de las sucursales del Banrural por los mismos ejidatarios donde me fui familiarizando con la lengua que siempre la he sentido agradable a mis oídos y a mi corazón. Al término del encuentro me encomendaron apoyar a quienes redactaron la declaración para difundirse en los medios, que para mi sorpresa, el periódico más conservador, el Diario de Yucatán, la publicó de manera íntegra, como si fuera una inserción pagada o no sé si alguien pagó el espacio de un cuarto de plana. Me gustaría leerles el documento final de manera integra, que firma como responsable de la publicación, nuestro querido amigo Gregorio Vásquez Canché, pero por cuestión de tiempo solo mencionaré las 11 demandas del resolutivo:
- “Reconocimiento oficial de la lengua maya y su uso en asuntos de gobierno, así como su enseñanza en todos los niveles educativos.
- Que en las escuelas se enseñe la verdadera historia del pueblo maya y se rinda homenaje a nuestros héroes regionales.
- Que las comunidades participen en los consejos de administración en las zonas arqueológicas y no se nos cobre por visitar estos lugares sagrados.
- Que se impulse el desarrollo de la música maya.
- Que se gestione ante los gobiernos extranjeros la devolución de las piezas arqueológicas que nos han saqueado.
- Que se cumpla el derecho de los pueblos indígenas a la comunicación y a su participación efectiva en el uso de estos medios.
- Que se protejan los recursos forestales y que su explotación sea racional y beneficie a sus legítimos dueños, los indígenas.
- Que se promueva la formación de cooperativas de producción y consumo, dirigidas y administradas por las propias comunidades mayas.
- Que se cree el Banco Maya Peninsular con recursos financieros del Gobierno Federal. Que se encargue de promover el desarrollo integral de la región. Este organismo estará cargo de un consejo de administración integrado por los propios mayas.
- Que se reconozca en la Constitución los derechos culturales de los pueblos indígenas. Como son: una educación en su propio idioma, la medicina indígena, las formas de organización social, etc.
- Que se promueva la participación de los indígenas en los organismos internacionales que procuran la paz y el desarrollo de los pueblos.
Además, que los días 12 de octubre celebremos la resistencia cultural de los pueblos indígenas, sembrando el árbol de la ceiba como símbolo de la victoria y en conmemoración de las fechas importantes de la historia de nuestro pueblo, incluyéndola en el calendario oficial.”
Creo que ese fue el resultado de un esfuerzo y sacrificio, por vernos privados de las cosas y los seres que amamos durante dos intensos meses. Pero vimos como en Tixcacal Guardia volvió a iluminarse la selva, el pensamiento y el corazón de los mayas y de quienes creemos que el camino del futuro de México no puede continuar excluyendo a las primeras naciones, por los que ahora se enriquecen con la industria turística, de los maravillosos avances que lograron nuestras culturas ancestrales, destruidas, trastocadas y manoseadas por la avaricia, el cristianismo y el capitalismo voraz que nos engulle si nos distraemos.
Quetzaltenango. Encuentro Internacional 500 años de Resistencia
A mi regreso a Matías Romero continuaron mis tareas encomendadas y a difundir la campaña 500 años de resistencia. Se elaboran algunos folletos y en la ciudad de Oaxaca se realizaron reuniones para conformar el Consejo Oaxaqueño, pero la situación es diferente a la península de Yucatan, acá algunos organismos e intelectuales indígenas piensan diferentes. Siento que cuidan con exceso su ámbito y solo se logró constituir la Comisión Oaxaqueña 500 años de resistencia indígena y popular. Sin embargo, esto es un avance importante de convergencia pluricultural, que permitió el análisis conjunto de la situación de los pueblos originarios que por mucho tiempo se mantuvieron aislados unos de otros, dando luchas que terminaban siendo sometidas por el gobierno y los caciques.
En octubre del 91 se realiza en Encuentro Continental de la Campaña 500 años de Resistencia Indígena, Negra y Popular en la ciudad de Quetzaltenango, Guatemala, a la que UCIZONI me invita a asistir por ser el autor de los logotipos de la campaña o por lo menos eso supuse. Fuimos en un autobús lleno de compas entre ellos el grupo de danza mixteca y los dirigentes más destacados. En Quetzaltenango el encuentro se realiza en un gran centro cultural donde se reunieron unos dos mil delegados o mas provenientes de pueblos indígenas de toda América, con representantes de África y no se si de Asia, además de sinnúmero de europeos y gringos solidarios e infiltrados.
En los tianguis de souvenirs o artesanías, me sorprendió ver playeras, gorras, llaveros, banderas y cuanta cosa con los logotipos impresos de mis diseños. Hubiese querido tener suficiente dinero para comparar todas, porque había de Guatemala, Nicaragua, Brasil, Chile, Bolivia, Canadá, Etc. Etc. Y me parecía arrogante andar diciéndoles que era mi diseño. Pero bueno por lo menos me traje algunas playeras para tener como testimonio. Ahí volví a encontrarme con personajes que había conocido en los encuentros en México y en varios momentos compartimos conversaciones y discusiones. Ya desde antes había observado diferentes tendencias políticas de los indigenistas, los indianistas y los indígenas que buscaban acomodarse en cualquier situación para negociar y a los que se mantenían congruentes con los acuerdos de su autoridades o comunidades. Por fortuna no tenía ni voz ni voto y solo estaba como observador, fotógrafo y periodista, pero aun así cada quien intentaba jalarme a su rebaño. Sin embargo, desde el primer día se acercó Abdí un africano, que no recuerdo de que país, él había conocido en Oaxaca a uno de mis hermanos, entablamos una charla muy interesante en torno a la negritud, sus derechos culturales y el movimiento indígena. Como al segundo día me dijo que la comunidad de negros había planeado hacer una fiesta y quería que estuviera en ella. Al tercer día se acerco para decirme que habían alquilado un bar de Quetzaltenango y que invitara a los de la delegación de México por ser los más alegres y que les gustaba la música, cantar y bailar. Me dijo que pasaría al hotel donde estábamos los mexicanos para llevarnos. Cuando terminaron los trabajos de ese día fui a invitar a la banda del hotel y sorprendentemente nadie quiso ir, pero tenían fiestas en sus habitaciones. Me pareció extraño, pues la banda es fiestera. Cuando pasó Abdí, me fui solo con él, ahora si iría a una fiesta de negros que, fue de antología ver más de cien negros hombres y mujeres, guapísimas bailar cantar y hablar de cómo hacer una revolución socialista mundial, mientras tomábamos ron guatemalteco y por supuesto había un buen contingente de hueras de Holanda, Australia, Bélgica, Francia, bien apuntadas y muy solidarias. Mientras mis paisanos encerrados en sus habitaciones del hotel se mamaron cantando la canción mixteca. No lo imagino, porque los escuché al regresar a dormir y el encargado fue varias veces a tocarles la puerta para que le bajaran; claro al otro día llegamos a las mesas de trabajo crudos, desencajados y felices.
El último día se realizó una gran marcha que inundó las calles de la ciudad de Quetzaltenango. Había recogido entrevistas con delegados de diversos países, charlas interminables con luchadores sociales, con mujeres indomables y hermosas, muchas fotografías y sobre todo, el secreto orgullo de ver mis logotipos en el foro como imagen central e impreso en playes, gorras y pañuelos que los asistentes portaban. Por primera vez sentí que no era necesario echarse un rollo y estar sentado en la mesa principal con los lideres más destacados del movimiento indígena, negro y popular. Las imágenes no hacen ruido y son muy elocuentes también.
Binigulazáa. Las hojas que hablan de sus raíces
A nuestro regreso a Matías Romero, nos dimos a la tarea de preparar el boletín El Perico, me trasladé a la ciudad de Oaxaca para revelar los rollos y por casualidad me encontré a un reportero amigo. Cuando vio las fotos me propuso que hablaría con su director para sacar un suplemento especial sobre el tema. En director propuso que fuera un suplemento mensual y acordamos que se llamara complemento indígena. Me dio unos días para tener listo el primero número y así nació “Binigulazáa” Las hojas que hablan de sus raíces, en noviembre del 91.
En esos días hubo una reunión de la Comisión Oaxaqueña 500 años de Resistencia, donde invitamos a hacer esta publicación un medio de difusión de la Campaña 500 años de Resistencia y aunque no todos estuvieron de acuerdo, se conformó un Consejo editorial con los de Coalición de Promotores Bilingües de la Sección XXII del SNTE, UCIZONI, ATACO AC Y CAMPO AC. Evidentemente, sentíamos que estábamos creciendo en el ámbito de la comunicación, sin embargo, ese mismo mes, al regresar a Matías Romero, fui despedido de la Comisión Cultural de UCIZONI, con el peregrino argumento de “abandono de empleo”, por haberme ido a Guatemala, sin permiso laboral. Mi contraargumentación no fue escuchada por la directiva y como había sido aceptado como socio por la asamblea de la Unión pedí presentar mi caso, pero fue rechazado. Volví a Oaxaca sin mi sueldo y sin aguinaldo, pensando qué fue lo que pasó. Sin más, me concentré en el periódico Binigulazáa que nos abrió un horizonte muy interesante, pues se nos invitaba a participar en diversas reuniones, asambleas y encuentros de la más diversa índole indígena. En el mes de julio del 92 se realizó una Jornada de Difusión de Prensa y Gráfica India del Continente, en el marco de la campaña 500 años de Resistencia. En ella se realizó una exposición de Carteles, hubo Conferencias de académicos y dirigentes indígenas y un foro de publicaciones indígenas. Posteriormente se organizaron cursos y talleres de comunicación y se asistieron a diversas reuniones preparatorias al Encuentro Continental 500 años de Resistencia India, Negra y Popular que se realizaría en octubre del 92 en Nicaragua.
El periódico Binigulazáa, con el tiempo dejó de ser un complemento insertado en los periódicos locales para convertirse en un periódico en el que colaboraban en sus contenidos, distribución y sostenimiento unas 30 organizaciones indígenas locales y casi el mismo número de pintores y artistas, lo que le permitió una existencia de un poco más de 10 años, cumpliendo su misión de difundir el movimiento indígena en Oaxaca y de otros lugares del Continente, que como su eslogan decía: Información y Reflexión de la Resistencia, llegando a imprimirse 5 mil ejemplares. Esta labor editorial nos obligó a conformarnos en Asociación Civil en el 93 y en convenio con el Instituto de Investigaciones en Humanidades de la Universidad Autónima “Benito Juárez” de Oaxaca, se fundó el Banco de Información de Naciones Indias BINI, fue una biblioteca, una hemeroteca, con una colección de carteles indígenas de varios países de América, con este acervo surgió el proyectó de exposición itinerante, que fue presentada en diversos pueblos como Juchitán, Mixtequilla, Villa de Etla, San Sebastián, Huajuapam, Guelatao, etc. Donde se realizaban talleres de periodismo indígena y otros con artistas y comunicadores invitados. Además del periódico se editaron otras publicaciones de divulgación de cultura e historia indígena, conformando Ediciones Záa.
Cuando el proyecto de divulgación, capacitación y difusión había logrado sortear un sin número de obstáculos, como ser hostilizados por el gobierno estatal y federal por sospechar que teníamos nexos con el levantamiento zapatista y que nuestro periódico incitaba a la violencia y la rebelión, después del 2002, las oficinas de la asociación fueron objeto de robo, llevándose equipo de trabajo. Coincidieron estos sucesos con la migración de elementos valiosos de la asociación al extranjero y aunque la publicación sobrevivió un tiempo más consideramos que su ciclo debía concluir.
¿Qué lecciones nos ha dejado esta experiencia?
A ciencia cierta podemos afirmar que el movimiento de resistencia indígena en general es muy heterogéneo, desigual y entretejido. Puede haber ejes centrales que convergen como la lucha contra la discriminación, por la defensa del territorio, la preservación de las lenguas maternas o las exigencias de justicia por crímenes, desapariciones o agresiones, de elementos del Estado y de particulares, que se mantienen en la impunidad. Existen luchas más particulares que se refieren a servicios como transporte y comunicación, salud, educación o la defensa de los bosques o el agua.
En estos 30 años transcurridos, podemos decir que hemos visto de todo. Sin embargo, como en el pasado, el gobierno y sus agentes, logran infiltrarse en las comunidades y organizaciones para promover la división, el sectarismo, las posturas fundamentalistas, la discordia o fomentan la corrupción entre las autoridades y los dirigentes o simplemente hay quienes informan de todo lo que sucede, para tomar medidas que mediaticen y hagan fracasar cualquier intento.
En la coyuntura de 1992, hubo importantes esfuerzos por que los movimientos de resistencia indígena confluyeran. Se realizaron diversos encuentros, reuniones, foros, donde se abundó sobre la situación de los pueblos indígenas y afrodescendientes, pero también hubo intentos de encausar estas luchas bajo los intereses de liderazgos. De estos, algunos buscaron las posiciones de mediadores entre el movimiento indígena y civil con el gobierno, tenían diferentes propósitos, como encausar recursos oficiales en los proyectos de sus organismos o a sus bolsillos. Otros fueron menos sutiles y buscaron negociar directamente con instancias gubernamentales a espaldas de sus aliados y asociados para obtener beneficios personales y ofrecer favores a sus allegados. Hubo, hasta quienes se montaron en el movimiento indígena para obtener becas de estudio, elaborar sus tesis profesionales o conseguir un buen puesto en las instituciones oficiales. Otros, simplemente fueron cooptados, los pusieron a trabajar manteniéndolos distantes del movimiento que habían iniciado.
Después de 30 años los vemos, haciendo lo que tanto criticaron o contra lo que lucharon y denostaron en los mítines callejeros. Pero que bien era por lo que luchaban, aunque le hayan tomado el pelo a sus propias organizaciones o comunidades. Sin embargo, no todo está perdido, por fortuna vienen nuevas generaciones, ahora hay más profesionistas, que asumen la continuidad de la resistencia de los pueblos originarios. Muchos han dejado de creer en los viejos lideres indígenas, convertidos en burócratas al servicio del gobierno, haya sido este panista o priista o morenista. Se ha creado un desencanto por las organizaciones que educan a sus contingentes en pedir recursos al gobierno todo el tiempo y dejar de lado la autosustentabilidad, la independencia y la dignidad. Se ha perdido la capacidad de autocrítica, del análisis objetivo de la realidad, de la solidaridad, de la lealtad y la congruencia con las ideas por las que se dice luchar.
El movimiento social del 2006 en Oaxaca, nos mostró el poder de la asamblea donde convergieron corrientes criticas y opositoras al neoliberalismo, al autoritarismo y a la corrupción que ha caracterizado a los gobernantes. Los primeros en retirarse de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca APPO, fueron las autoridades comunitarias y las organizaciones más congruentes con sus posturas, al percatarse que en la dirección se había encaramado personajes y grupos que viven subsidiados por el gobierno, aunque sus discursos son los más radicales, los más incendiarios y a su vez los más provocadores, pero al final eran los que más colaboran con el gobierno, los que más daño le hacen a la población con bloqueos de calles y carreteras por obtener dadivas para sus huestes, sin que haya un avance sustancial del bienestar de las comunidades indígenas.
¿Será que los pueblos originarios han luchado por que se instauraran los programas asistenciales que se multiplicaron con los gobiernos neoliberales y ahora aún más? Esa ha sido una forma de manipular a la sociedad en su conjunto. Las demandas centrales parece que han sido olvidadas. La Reforma salinista al Art. 27 que sigue carcomiendo la propiedad comunal y social, no se ha detenido, cada día se privatizan las tierras y se venden a cualquier comprador. Las instituciones indigenistas, hoy administradas por exactivistas, continúan funcionando igual o peor que con el peñismo. Cambiarles de nombre no fue suficiente. Nos falta valor, incluso, para ser críticos y más para ser autocríticos.
La creación de coordinadoras por la defensa de la tierra, los recursos naturales o el agua, contra la minería o la devastación de la naturaleza para introducir un tren en medio de la selva, eso nos permite tener expectativas de convergencia y unidad. Los esfuerzos por acrecentar el número de hablantes de la lengua materna o de la protección de las razas de maíz, el rechazo a los productos transgénicos cada día se generaliza o el empeño de recuperar los saberes ancestrales para trasmitirlo a los hijos o a la comunidad. Son algunos esfuerzos que redundan en fortalecer la identidad de cada cultura autóctona, pero es un gran reto ante la ideología que imponen las instituciones del Estado, como los sistemas de salud, la educación pública y sobre todo la privada, los modelos de desarrollo urbano, que soslayan el cuidado del medio ambiente.
Podemos ver los 11 puntos del resolutivo del encuentro de Tixcacal Guardia y en 30 años ninguno se ha cumplido cabalmente. La mayoría permanecen ignorados por las actuales autoridades e instituciones indigenistas. Serán tan solo una utopía. Como el reconocimiento Constitucional de los indígenas como Sujetos de Derecho. Yo tengo fuertes dudas que el indigenismo oficial tenga rumbo, Por el contrario el actual mandatario del país es la continuidad de las políticas económicas dictadas desde la Casa Blanca, aunque en sus mañanera se desgañite contra quienes le cuestionamos su gobierno y nos acuse de conservadores. Si conservador, significa para él conservar nuestros principios ideológicos, conservar la naturaleza en buen estado de salud, conservar el territorio comunal y social, conservar las lenguas originarias, conservar nuestra exigencia de autonomía y estado de derecho para los pueblos originarios o conservar la congruencia con la lucha de un cambio social por justicia, equidad y comunalidad, pues que nos diga conservadores, que no se me va a caer la cara de vergüenza.